El viernes la Autoridad Aeroportuaria de Israel informó que el primer vuelo con hinchas israelíes aterrizó en el país.
El presidente israelí, Isaac Herzog, habló de un «pogromo» -como se conocían los ataques antisemitas la Europa del siglo XIX y principios del XX- contra los hinchas del Maccabi y los ciudadanos israelíes.
El político antiislámico holandés Geert Wilders, que lidera el mayor partido en el Parlamento, también habló de un “pogromo” y dijo que «las autoridades serán responsables de su fracaso a la hora de proteger a los ciudadanos israelíes».
Antes del partido, la alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, había tratado de evitar enfrentamientos alejando a los manifestantes pro palestinos del Estadio Johan Cruyff.
Informes locales señalaron que un grupo grande intentó dirigirse al estadio pero fue detenido por la policía antidisturbios.
El rey de Países Bajos, Willem-Alexander, habló con el presidente israelí Isaac Herzog sobre la violencia en Amsterdam.
El monarca le dijo a Herzog que tanto él como su esposa están conmocionados por la violencia.
«No podemos hacer la vista gorda ante el comportamiento antisemita en nuestras calles», afirmó el rey, añadiendo que la historia «nos ha enseñado cómo la intimidación va de mal en peor, con consecuencias horribles».
Los «ultras» del Maccabi ya han sido acusados de lenguaje racista en el pasado
Análisis de Joe Inwood, corresponsal de la BBC en Jerusálen
El Maccabi Tel Aviv es el club de fútbol más antiguo y posiblemente el más exitoso de Israel, habiendo ganado más títulos de liga que cualquier otro.
Tiene una larga historia, siendo uno de los pocos equipos de este país que ha llegado a las etapas eliminatorias de la Liga de Campeones de la UEFA.
Como ocurre con muchos clubes, también tiene un núcleo duro de seguidores “ultra”, que a menudo han sido acusados de utilizar un lenguaje ofensivo y racista.
En 2014, un grupo de aficionados habría gritado insultos racistas en dirección a Mahran Radi, un árabe-israelí que jugaba en ese momento para el club. También se pintaron grafitis por todo Tel Aviv.
Supuestamente decían “¡No queremos árabes en el Maccabi!” y “Radi ha muerto”.
En junio, la iniciativa israelí “Acabar con el racismo” intentó cuantificar la cantidad de lenguaje racista utilizado por los aficionados de varios clubes de fútbol.
Los investigadores descubrieron que el Maccabi era el segundo club, después del Beitar Jerusalem, en el que más se utilizaba ese lenguaje.
Se presume que esos mismos sentimientos se manifestaron esta semana en Ámsterdam, donde los hinchas israelíes cantaron consignas racistas y se negaron a guardar un minuto de silencio por las víctimas de las inundaciones en España.
Sin embargo, el jueves ellos fueron víctimas de graves actos de violencia y abusos, calificados por los gobiernos de este país y de los Países Bajos de premeditados y antisemitas.