Gisèle Pelicot, superviviente de violación por sumisión química durante diez años a manos de su entonces marido y más de medio centenar de hombres, decidió dejar el anonimato para erigirse en referente mundial de los derechos de las personas agredidas sexualmente.
Esta mujer de 72 años dio la cara para afrontar la «prueba» más difícil de su vida: enfrentarse en una sala contra los hombres que la violaron mientras ella estaba inconsciente, al borde del coma y de la muerte, como dijeron los expertos del Tribunal Penal de Aviñón, al sureste de Francia, que condenó el pasado jueves a los 51 acusados.
Una sala, de nombre Voltaire, en la que se sintió «humillada» por las preguntas de algunos abogados de la defensa que cuestionaban su forma de ser, para tratar de restar responsabilidad a sus clientes, algunos de ellos violadores confesos, como Dominique Pelicot, el ahora exmarido de Gisèle durante, también de 72 años y cerebro de la trama.
Tras la sentencia, que declaró culpables a todos los hombres, que acumulan condenas de más de 400 años, 20 en el caso de Dominique, la pena máxima en Francia por violación, pronunció «con profunda emoción» una declaración que ha dado la vuelta al mundo.
Gisèle Pelicot pide contruir un futuro mejor
«Este juicio ha sido una prueba muy difícil (…), pienso en las víctimas no reconocidas cuyas historias a menudo permanecen en la sombra. Quiero que sepan que compartimos la misma lucha», afirmó.
Lo que hizo fue para sobrevivir. Pensó en el suicidio nada más enterarse de lo que le ocurrió. Fue la policía, en octubre de 2020, cuando se lo dijo, al encontrar los miles de vídeos y fotos que hizo su marido de todas las violaciones a las que la sometió.
Gisèle Pelicot solo pidió una cosa tras conocerse el veredicto: «Confío en nuestra capacidad colectiva para construir un futuro en el que todos, mujeres y hombres, podamos vivir en armonía, con respeto y comprensión».
Por el camino, esta mujer encabezó una lucha «para que la vergüenza cambie de bando» y para que nunca más una víctima sienta que lo mejor es callar ante un agresor.
El jueves, Gisèle Pelicot abandonó los juzgados de Aviñón mientras los policías le hacían espacio entre centenares de personas que lanzaban gritos de apoyo, la aplaudían y esgrimían pancartas de agradecimiento al coraje de esta mujer anónima hace tan solo cuatro meses.
Noticias Relacionadas