Las autoridades confirmaron el fallecimiento de un hombre en plena zona urbana de Itagüí, exactamente en el sector Las Asturias, en la noche del 25 de diciembre tras un llamado de la comunidad para atender el caso.
Según se conoció, este hombre, sería un habitante de calle y quien horas antes de su fallecimiento, presentaba molestias físicas y quebrantos de salud. Ante esto, la comunidad procedió al llamado de las autoridades correspondientes para prestar los servicios de primeros auxilios, sin embargo, este no fue posible puesto que, al llegar al lugar, el hombre ya se encontraba sin signos vitales.
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Sobre esta situación se pronunció Rafael Otálvaro, secretario de seguridad del municipio de Itagüí:
“Hasta el sector de Asturias llegaron nuestros bomberos por petición de la comunidad e informaban que una persona, según indicaciones era habitante de calle, presentaba algunas molestias de salud. Al llegar los organismos de socorro, establecen que no tiene signos vitales y se encontraba tendida con una cobija en la calle”.
Finalmente, desde la secretaría de seguridad municipal han solicitado a la comunidad compartir la fotografía del hombre para que sus familiares puedan acercarse a la identificación del cuerpo.
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Las autoridades capturaron a una mujer conocida como la “reina de la escopolamina” en el barrio El Poblado. Esta mujer es señalada de ser responsable de al menos ocho hurtos a ciudadanos extranjeros, utilizaba su encanto y la droga para despojar a sus víctimas de sus pertenencias.
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Según las investigaciones, la mujer, quien ya contaba con antecedentes penales y se encontraba cumpliendo una pena de 110 meses de prisión domiciliaria.
Utilizaba su atractivo físico para ganarse la confianza de las víctimas, especialmente turistas, a quienes contactaba en hoteles y espacios ofrecidos a través de plataformas digitales. Una vez establecida la confianza, procedía a suministrarles escopolamina, una droga que provoca somnolencia y desorientación, para luego despojarlos de sus pertenencias.
Se estableció que los ingresos obtenidos por estas actividades ilegales oscilaban entre $100 millones y $200 millones, ya que cada hurto podía alcanzar entre 20.000 y 40.000 dólares.