La idea de juego de Juárez fue interpretada de forma rápida por sus orientados. Quizás, su escuadra no se regodeaba con el balón
El mexicano Efraín Juárez, DT de Nacional, puso la bandera bien en alto en su primera campaña en el balompié colombiano: Ganó la Copa y la Liga Betplay, aseguró el bicampeonato enmarcando un diseño futbolístico práctico pero a la vez contundente.
Juárez asumió desde el mes de agosto y su mandato resultó tan efectivo y gratamente sorprendente, además de productivo por donde se le mire, en medio de las expectativas que rodeaban su llegada al banquillo del elenco antioqueño.
La idea de juego de Juárez fue interpretada de forma rápida por sus orientados. Quizás, su escuadra no se regodeaba en gran manera con la pelota, como en otras épocas, pero la velocidad y precisión para trasladarla, fue el factor determinante en la fase ofensiva; claro está, tratando siempre de mantener un apropiado balance entre las fases de juego, para establecer el equilibrio y el orden desde lo defensivo.
Las transiciones, o el paso defensa-ataque, fueron letales. Con hombres ágiles y recursivos en el desplazamiento hacia zona rival, el equipo antioqueño resultó implacable. La interrelación de Marino, Morelos, Asprilla, Viveros, Sarmiento y Cia., causó estragos en las estructuras rivales.
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Cardona, fue un eje desde las ideas y la elaboración desde sectores de gestación. Sus pases y la velocidad mental, y la temporización plasmaron el liderazgo natural del creativo antioqueño. Por igual, en esa posición, cuando le tocó su turno, Cepellini, con otro estilo, dejó su impronta cuando fue requerido.
Relevante, también, y en gran suma, lo aportado por Andrés Román. Pide a gritos un cupo en la selección Colombia. Ataca la banda. Desborda la marca con facilidad. Hace diagonales. Plantea sociedades. Usa también los canales centrales, asiste y define jugadas de gol con solvencia. De lo mejor en esta temporada.
La plantilla fue exprimida al máximo por Efraín Juárez, alternando y manejando las cargas de los futbolistas. La experiencia de David Ospina fue fundamental. El sostenimiento de los centrales también está en el relieve, con Tesillo y Aguirre.
Campuzano, Guzmán, Zapata y el resto de unidades, complementaron una estructura sólida en la zona medular. Todos, los jugadores, en sus funciones y en cada línea de la estructura, armonizaron hasta encontrar una producción de kilates y exitosa; ganadora del bicampeonato. Más que merecido.
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